Coincidí con Manu Brabo en Gijón, donde vive, o vivía, pues la oficina de trabajo la tiene repartida por todo el mundo. Estábamos en la XV edición de Fotoperiodismo Internacional organizada por Javier Bauluz, otro de los pulitzer españoles. Sus primeras palabras fueron algo así como «no sé qué hago aquí». Acababa de ser liberado de su secuestro en Libia y había pasado de ser un desconocido fotógrafo de motocross a salir en televisión luciendo las barbas del presidio. Aquí, la décimo cuarta entrega de Imágenes para la Historia.
Guerra de Siria
Padre devastado (Alepo, 2012)
MANU BRABO